El Faro de Touriñán no es solo una estructura más en la costa; es un guardián del fin de Europa, la luz que ha guiado a marineros durante siglos en una de las zonas más desafiantes del Atlántico. Inaugurado en 1898, este faro marca la punta más occidental de la península ibérica, un punto estratégico que ha sido vital para la navegación en la Costa da Morte.
Este faro ha presenciado tormentas furiosas, días de sol brillante y ha iluminado el camino para aquellos que se aventuran en las aguas abiertas del Atlántico. Su ubicación, en lo alto de un acantilado, lo convierte en un lugar de paz y reflexión, donde el mar y el cielo se encuentran en un abrazo infinito.
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